• Un único Dios ISBN 9789873324383, y El observador ISBN 9789873324376
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La biblia y el pueblo elegido

Decima plaga de Egipto


Décima plaga y última.
"Dijo Yahveh a Moisés: "Todavía traeré una plaga más sobre Faraón y sobre Egipto; tras de lo cual os dejará marchar de aquí y cuando, por fin, os deje salir del país, él mismo os expulsará de aquí. Habla, pues, al pueblo y que cada hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de oro". Yahveh hizo que el pueblo se ganase el favor de los egipcios. Además, Moisés era un gran personaje en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los servidores de Faraón como a los ojos del pueblo. Moisés dijo: "Así dice Yahveh: hacia media noche pasaré yo a través de Egipto; y morirá en el país de Egipto todo primogénito, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono hasta el primogénito de la esclava encargada de moler, así como todo primer nacido del ganado. Y se elevará en todo el país de Egipto un alarido tan grande como nunca lo hubo, ni lo habrá. Pero entre los israelitas ni siquiera un perro ladrará ni contra hombre ni contra bestia; para que sepáis cómo Yahveh hace distinción entre Egipto e Israel. Entonces vendrán a mí todos estos siervos tuyos y se postrarán delante de mí, diciendo: Sal, tú y todo el pueblo que te sigue. Y entonces, saldré". Y, ardiendo en cólera, salió de la presencia de Faraón. Y dijo Yahveh a Moisés: "no os escuchará Faraón, para que así pueda yo multiplicar mis prodigios en la tierra de Egipto". Moisés y Aarón obraron todos estos prodigios ante Faraón; pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no dejó salir de su país a los israelitas." (Éxodo 11:1-10).

Si lo que había pasado en Egipto había sido terrible, esto no iba a tener parangón. Egipto había obrado mal, habían hecho barbaridades. Recordemos nada más la orden de matar a los niños varones que nacieran de los hebreos, ¿Qué otras cosas habrían hecho con otras tribus que aquí no se mencionan?, ¿sobre qué crueldades y malas acciones habían fundado sus inmensas ciudades? Sus pirámides, su esfinge, sus templos descomunales, cuánto trabajo forzado, cuánto sufrimiento habían generado, no sólo en el pueblo de Israel, sino en los otros pueblos que habían estado bajo su dominio.
Es claro que Dios eligió a Egipto por muchos motivos para hacerle padecer estas plagas. En Dios no hay venganza, sólo justicia. La justicia divina de la que nadie escapa.

Debemos recordar que Dios viene limpiando a la humanidad de las atrocidades en que cae - el diluvio, Sodoma y Gomorra, etc. -. Ha dado el libre albedrío a los hombres, pero éste fue mal utilizado por ellos; sin embargo nadie puede decir que Dios toma decisiones apresuradas, no, todo lo contrario. A Egipto le ha dado tiempo para corregir sus errores y tomar conciencia.

Hoy se calcula que la Esfinge de Giza tiene aproximadamente veinte mil años. Es más, hay quienes aseguran que la erosión que la esfinge presenta se debió a la lluvia. ¿A la lluvia? ¡La esfinge está en el medio del desierto!, ¡¿en qué época esa zona era un lugar de lluvias?!
Sí, hace mucho, mucho tiempo.
Bueno, está visto que ahora le tocaba a Egipto pagar sus errores, y además, iba a cumplir con una función, iba a ser útil a la historia.

Y cayó la décima plaga, la peor de todas.
"Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el país de Egipto a todos los primogénitos, desde el primogénito de Faraón, que se sienta sobre su trono, hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido del ganado. Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos los egipcios; y hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. Llamó Faraón a Moisés y a Aarón, durante la noche, y les dijo: "Levantaos y salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los israelitas, e id a dar culto a Yahveh, como habéis dicho. Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacadas, como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí." (Éxodo 12:29-32).

Sólo murieron los egipcios. Dios le había dicho a Moisés que pintaran los marcos de las puertas con sangre de un becerro para que la plaga no los afectara, y así lo habían hecho.

Finalmente, el pueblo israelita sale de Egipto.
Habían estado allí cuatrocientos treinta años, exactos.
Al partir eran seiscientos mil. Recordemos que al entrar a Egipto eran sólo setenta (70).
Lo que Dios le había dicho a Abraham se había cumplido.
Ahora Él los libera de la opresión de Egipto, donde los había hecho crecer y multiplicarse. Ahora, además de salir de allí como un pueblo numeroso, se llevaban todo el oro y la plata de Egipto, ya que Dios había hecho que los egipcios le regalasen todos los objetos de oro y plata a los israelitas.
Así que Egipto queda, desolado, pobre y destruido anímicamente, sus niños habían muerto.

¿Cómo se vería esto desde afuera?, ¿desde los otros pueblo de alrededor? Porque había otros pueblos en la región, que eran testigos atónitos de lo que ocurría.
Cuando leemos la Biblia, nos da la impresión de que están solos, los israelitas y los egipcios, y que no hay nadie más, pero no es así. Allí hay mucha gente, mucha gente que mira lo que pasa, mucha gente que comenta, mucha gente que ha empezado a descartar sus ídolos de piedra, mucha gente que ha adoptado a Yahveh, el dios de los israelitas.
Y eso que esto recién empieza.

"El mismo día que se cumplían los 430 años, salieron de la tierra de Egipto todos los ejércitos de Yahveh." (Éxodo 12:41-42).
Tomemos nota de esta frase en particular "los ejércitos de Yahveh", porque vamos a encontrar la explicación o el motivo a esto cuando veamos la marcha por el desierto del pueblo elegido.

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