• Un único Dios ISBN 9789873324383, y El observador ISBN 9789873324376
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La biblia y el pueblo elegido

Se inicia la conquista de la Tierra prometida


Campañas de "tierra arrasada"

"Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo de Yahveh, que habló Yahveh a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, y le dijo:
"Moisés, mi siervo, ha muerto; arriba, pues; pasa ese Jordán, tú con todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy (a los israelitas).
Os doy todo lugar que sea hollado por la planta de vuestros pies, según declaré a Moisés.
Desde el desierto y el Líbano hasta el Río grande, el Eufrates, (toda la tierra de los hititas) y hasta el mar Grande de poniente, será vuestro territorio.
Nadie podrá mantenerse delante de ti en todos los días de tu vida: lo mismo que estuve con Moisés estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.
Sé valiente y firme, porque tú vas a dar a este pueblo la posesión del país que juré dar a sus padres"." (Josué 1:1-6)

Josué envía exploradores a investigar a la ciudad de Jericó. Estos exploradores van como espías ya que no deben ser vistos por la gente que vive allí y duermen en la casa de una prostituta llamada Rajab. El rey de Jericó es alertado, le informan que se han visto espías de los israelitas en la ciudad, por eso envía a preguntar a Rajab, quien le miente, oculta a los israelitas y les dice:
"Ya sé que Yahveh os ha dado la tierra, que nos habéis aterrorizado y que todos los habitantes de esta región han temblado ante vosotros: porque nos hemos enterado de cómo Yahveh secó las aguas del mar de Suf delante de vosotros a vuestra salida de Egipto, y lo que habéis hecho con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, Sijón y Og, a quienes consagrasteis al anatema. Al oírlo, ha desfallecido nuestro corazón y no se encuentra ya nadie con aliento en vuestra presencia, porque Yahveh vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Juradme, pues, ahora por Yahveh, ya que os he tratado con bondad, que vosotros también trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una señal segura; que respetaréis la vida de mi padre y de mi madre, de mis hermanos y hermanas, y de todos los suyos, y que libraréis nuestras vidas de la muerte". Los hombres le respondieron: "Muramos nosotros en vez de vosotros, con tal de que no divulguéis nuestro asunto. Cuando Yahveh no haya entregado la tierra, te trataremos a ti con bondad y lealtad""." (Josué 2:8-14)

Aquí está claro que la marcha de los israelitas por el desierto había generado una gran expectativa entre los pueblos que se encontraban en su camino. Todos estaban pendientes de lo que ellos hacían y las rutas que tomarían. A estos pueblos les generaba terror saber que iban a estar entre los que deberían enfrentarse con el pueblo de Yahveh.
¿Recuerdan cuando decíamos que todo se hacía para que lo vieran los otros?, ¿que las muestras de poder tan reiterativas y excesivas eran justamente para que todos las vieran? Bueno, pues, las vieron, las vieron…, y el efecto fue justo el buscado.
Ahora estamos ante la ciudad de Jericó desesperada al ver que se acerca su final y que no había nada que pudiesen hacer para evitarlo.

Para conquistar Jericó, los israelitas debían atravesar el Jordán, y en este cruce, vuelve a ocurrir algo similar a lo que había ocurrido cuando Moisés tuvo que atravesar el mar Rojo.

"Cuando el pueblo partió de sus tiendas para pasar el Jordán, los sacerdotes llevaban el arca de la alianza a la cabeza del pueblo. Y en cuanto los que llevaban el arca llegaron al Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron la orilla de las aguas, y el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega, las aguas que bajaban de arriba se detuvieron y formaron un solo bloque a gran distancia, en Adam, la ciudad que está al lado de Sartán, mientras que las que bajaban hacia el mar de la Arabá, o mar de la Sal, se separaron por completo, y el pueblo pasó frente a Jericó.
Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza de Yahveh se estuvieron a pie firme, en seco, en medio del Jordán, mientras que todo Israel pasaba en seco, hasta que toda la gente acabó de pasar el Jordán"." (Josué 3:14-17)

Si antes de que los israelitas cruzaran el Jordán todavía había alguien en Jericó que no les tuviese miedo, después del cruce "en seco" todos habrán entrado en pánico. Esto, por supuesto, iba a influenciar mucho en el momento de la conquista, lo que ahora llamaríamos "acción psicológica".

"Cuando oyeron todos los reyes de los amorreos que habitaban al otro lado del Jordán, al poniente, y todos los reyes de los cananeos que vivían hacia el mar, que Yahveh había secado las aguas del Jordán ante los israelitas hasta que pasaron, desfalleció su corazón y les faltó el aliento ante la presencia de los israelitas"." (Josué 5:1)

Y sí…

"En aquel tiempo dijo Yahveh a Josué:
"Hazte cuchillos de pedernal y vuelve a circuncidar (por segunda vez) a los israelitas".
Josué se hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los israelitas en el Collado de los Prepucios. Por este motivo hizo Josué esta circuncisión: toda la población masculina salida de Egipto, los útiles para la guerra, había muerto en el desierto, por el camino, después de la salida de Egipto.
Estaba circuncidada toda la población que había salido, pero el pueblo nacido en el desierto, de camino, después de la salida de Egipto, no había sido circuncidado. Porque durante cuarenta años anduvieron los israelitas por el desierto, hasta que pereció toda la nación, los hombres salidos de Egipto útiles para la guerra. No obedecieron a la voz de Yahveh y Yahveh les juró que no les dejaría ver la tierra que había prometido a sus padres que nos daría, tierra que mana leche y miel. En su lugar puso a sus hijos y éstos son los que Josué circuncidó, porque eran incircuncisos, ya que no los habían circuncidado por el camino.
Cuando acabó de circuncidarse toda la gente, se quedaron donde estaban en el campamento hasta que se curaron"." (Josué 5:2-8)

Se estaban preparando para lo que vendría de allí en más. Otra vez iban a poder ser reconocidos por una marca que se podría ver, que resultaba evidente, una marca que los identificaba como el pueblo elegido, el pueblo de Yahveh.


Caen las murallas de Jericó

"Jericó estaba cerrada a cal y canto por miedo a los israelitas: nadie salía ni entraba. Yahveh dijo a Josué:
"Mira, yo pongo en tus manos a Jericó y a sus rey. Vosotros, valientes guerreros, todos los hombres de guerra, rodearéis la ciudad, (dando una vuelta alrededor. Así harás durante seis días.
Siete sacerdotes llevarán las siete trompetas de cuerno de carnero delante del arca.
El séptimo día daréis la vuelta a la ciudad siete veces y los sacerdotes tocarán las trompetas).
Cuando el cuerno de carnero suene (cuando oigáis la voz de la trompeta), todo el pueblo prorrumpirá en un gran clamoreo y el muro de la ciudad se vendrá abajo. Y el pueblo se lanzará al asalto cada uno por frente a sí""." (Josué 6:1-5)

"Prendieron fuego a la ciudad con todo lo que contenía.
Sólo la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro los depositaron el el tesoro de la casa de Yahveh. Pero a Rajab, la prostituta, así como a la casa de su padre y a todos los suyos, Josúe los conservó con vida. Ella se quedó en Israel hasta el día de hoy, por haber escondido a los emisarios que Josué había enviado a explorar Jericó. En aquel tiempo Josué pronunció este juramento: "¡Maldito sea delante de Yahveh el hombre que se levante y reconstruya esta ciudad (de Jericó)! ¡Sobre su primogénito echará su cimiento y sobre su pequeño colocará las puertas!" " (Josué 6:24-26)

Es maravilloso que sólo con las trompetas y los gritos caen las murallas. En realidad quien tira las murallas es Dios, por supuesto, lo de las trompetas y los gritos simplemente es parte de la actuación para quien lo presenciara, o pasara por el lugar, y la leyenda posterior.
También es interesante observar que Jericó debe haber sido muy pequeña, pensemos que el último día, antes de derribarla, dieron, alrededor de la ciudad, siete vueltas a pie y todavía tuvieron tiempo de conquistarla antes de que el día terminara. De todas maneras, esto no quita mérito al haber derribado las murallas sin haber hecho otra cosa que hacer sonar unas trompetas.
Se puede vislumbrar que todas estas "ciudades" que conquistan tienen que haber sido pequeñas, como tribus o aldeas, porque la conquista, normalmente, se hacía en el mismo día.

En la historia de Jericó parece quedar un cabo suelto: Rajab, la mujer que ayuda a los espías de Israel. Esta mujer va a tener un protagonismo especial, al final de toda la historia, y ya la veremos, es otra pieza de este rompecabezas.

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