• Un único Dios ISBN 9789873324383, y El observador ISBN 9789873324376
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Abraham - primer acercamiento a Egipto


Historia de Abraham

Desde Noé hasta Abraham pasan aproximadamente cuatrocientos años. Éste es des-cendiente directo de Noé por lo que la cadena de sangre continúa indemne.
Abraham era la cabeza de los hebreos cuando se mudaron a tierra de Egipto - Egipto es parte de "los otros", no es parte del pueblo elegido -, allí, Abraham, por miedo a que los egipcios lo mataran para sacarle a su mujer Sara, les miente, les dice que era su hermana.
Al parecer Sara era una mujer hermosa, tanto que llamó inmediatamente la atención de los egipcios, por lo que es llevada ante el faraón quien la toma para sí. Al mismo tiempo, el soberano, trata bien a Abraham, quien se ve beneficiado por esta situación. Pero he aquí que la Biblia señala que Yahveh (nombre que los hebreos daban a Dios) castiga al monarca por haber tomado a Sara. El faraón le recrimina a Abraham: ¿Por qué me hiciste esto?, ¿por qué no me avisaste que era tu mujer?
Está claro que el faraón, dentro de ciertos límites, no había tenido intención de actuar de forma deshonesta y se enoja al tomar conciencia de que había actuado mal porque lo habían engañado. Al darse cuenta y, por lo visto, haber asociado que a causa de sus viles actos algo nefasto le estaba pasando a él o a Egipto, le dice a Abraham: toma tus cosas y a tu mujer y vete.

Esta situación, la vemos repetidas veces en los relatos de la Biblia. ¿Qué es lo que Dios quiere mostrar con esto? ¿Qué es lo que debe perdurar una vez que pasó el momento? ¿Cuál es la enseñanza para los egipcios y para los otros pueblos que escucharán el relato?
Los egipcios tenían sus dioses, dioses que los protegían, que los acompañaban, a quienes les pedían lo que necesitaban, a quienes les hacían ofrendas. Los egipcios tenían sus sacer-dotes y además, y muy importante, eran el pueblo más avanzado, por mucho, de toda la región, tal vez el más avanzado del mundo en ese momento, posiblemente eran un referen-te. Por lo tanto, si los dioses de los egipcios no los podían proteger del dios de los hebreos, algo andaba mal. O los dioses de los egipcios no eran dioses o el dios de los hebreos era mucho más poderoso.

Si esto mismo hubiese pasado con un pueblo pequeño el acto no habría despertado el interés de nadie, y hubiese pasado totalmente inadvertido, no hubiese servido para llamar la atención sobre los hebreos y su Dios, no hubiese cumplido ninguna función en la historia, en esta historia.

Tengamos en cuenta que Abraham no se comportó de manera muy correcta. Es más, es bastante discutible si fue apropiado mentirle al faraón, ya que éste al enterarse cuál era la verdad no lo mató ni ultimó a su grupo, simplemente lo reprendió y le ordenó que se fuera. Además, hasta parece decepcionado por haber sido engañado. Para esa época, en que el nivel de atraso y violencia era bastante alto, es evidente que los egipcios eran gente evolu-cionada.

A lo largo de la Biblia, esta ambivalencia de Abraham se observa también en otros personajes del pueblo elegido. En distintas ocasiones, Dios fuerza algunas actitudes y situa-ciones para demostrar su poder a otros pueblos, acciones que buscan dejar en el recuerdo el poder de protección del dios de los hebreos para con su pueblo.

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