Descarga el libro EL OBSERVADOR de Alberto Canen
Descarga el libro UN ÚNICO DIOS de Alberto Canen
Decima plaga de Egipto
Décima plaga y última.
"Dijo Yahveh a Moisés: "Todavía traeré una plaga más sobre Faraón y sobre
Egipto; tras de lo cual os dejará marchar de aquí y cuando, por fin, os deje
salir del país, él mismo os expulsará de aquí. Habla, pues, al pueblo y que cada
hombre pida a su vecino, y cada mujer a su vecina, objetos de plata y objetos de
oro". Yahveh hizo que el pueblo se ganase el favor de los egipcios. Además,
Moisés era un gran personaje en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los
servidores de Faraón como a los ojos del pueblo. Moisés dijo: "Así dice Yahveh:
hacia media noche pasaré yo a través de Egipto; y morirá en el país de Egipto
todo primogénito, desde el primogénito de Faraón que se sienta en su trono hasta
el primogénito de la esclava encargada de moler, así como todo primer nacido del
ganado. Y se elevará en todo el país de Egipto un alarido tan grande como nunca
lo hubo, ni lo habrá. Pero entre los israelitas ni siquiera un perro ladrará ni
contra hombre ni contra bestia; para que sepáis cómo Yahveh hace distinción
entre Egipto e Israel. Entonces vendrán a mí todos estos siervos tuyos y se
postrarán delante de mí, diciendo: Sal, tú y todo el pueblo que te sigue. Y
entonces, saldré". Y, ardiendo en cólera, salió de la presencia de Faraón. Y
dijo Yahveh a Moisés: "no os escuchará Faraón, para que así pueda yo multiplicar
mis prodigios en la tierra de Egipto". Moisés y Aarón obraron todos estos
prodigios ante Faraón; pero Yahveh endureció el corazón de Faraón, que no dejó
salir de su país a los israelitas." (Éxodo 11:1-10).
Si lo que había pasado en Egipto había sido terrible, esto no iba a tener
parangón. Egipto había obrado mal, habían hecho barbaridades. Recordemos nada
más la orden de matar a los niños varones que nacieran de los hebreos, ¿Qué
otras cosas habrían hecho con otras tribus que aquí no se mencionan?, ¿sobre qué
crueldades y malas acciones habían fundado sus inmensas ciudades? Sus pirámides,
su esfinge, sus templos descomunales, cuánto trabajo forzado, cuánto sufrimiento
habían generado, no sólo en el pueblo de Israel, sino en los otros pueblos que
habían estado bajo su dominio.
Es claro que Dios eligió a Egipto por muchos motivos para hacerle padecer estas
plagas. En Dios no hay venganza, sólo justicia. La justicia divina de la que
nadie escapa.
Debemos recordar que Dios viene limpiando a la humanidad de las atrocidades en
que cae - el diluvio, Sodoma y Gomorra, etc. -. Ha dado el libre albedrío a los
hombres, pero éste fue mal utilizado por ellos; sin embargo nadie puede decir
que Dios toma decisiones apresuradas, no, todo lo contrario. A Egipto le ha dado
tiempo para corregir sus errores y tomar conciencia.
Hoy se calcula que la Esfinge de Giza tiene aproximadamente veinte mil años. Es
más, hay quienes aseguran que la erosión que la esfinge presenta se debió a la
lluvia. ¿A la lluvia? ¡La esfinge está en el medio del desierto!, ¡¿en qué época
esa zona era un lugar de lluvias?!
Sí, hace mucho, mucho tiempo.
Bueno, está visto que ahora le tocaba a Egipto pagar sus errores, y además, iba
a cumplir con una función, iba a ser útil a la historia.
Y cayó la décima plaga, la peor de todas.
"Y sucedió que, a media noche, Yahveh hirió en el país de Egipto a todos los
primogénitos, desde el primogénito de Faraón, que se sienta sobre su trono,
hasta el primogénito del preso en la cárcel, y a todo primer nacido del ganado.
Levantóse Faraón aquella noche, con todos sus servidores y todos los egipcios; y
hubo grande alarido en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.
Llamó Faraón a Moisés y a Aarón, durante la noche, y les dijo: "Levantaos y
salid de en medio de mi pueblo, vosotros y los israelitas, e id a dar culto a
Yahveh, como habéis dicho. Tomad también vuestros rebaños y vuestras vacadas,
como dijisteis. Marchaos y bendecidme también a mí." (Éxodo 12:29-32).
Sólo murieron los egipcios. Dios le había dicho a Moisés que pintaran los marcos
de las puertas con sangre de un becerro para que la plaga no los afectara, y así
lo habían hecho.
Finalmente, el pueblo israelita sale de Egipto.
Habían estado allí cuatrocientos treinta años, exactos.
Al partir eran seiscientos mil. Recordemos que al entrar a Egipto eran sólo
setenta (70).
Lo que Dios le había dicho a Abraham se había cumplido.
Ahora Él los libera de la opresión de Egipto, donde los había hecho crecer y
multiplicarse. Ahora, además de salir de allí como un pueblo numeroso, se
llevaban todo el oro y la plata de Egipto, ya que Dios había hecho que los
egipcios le regalasen todos los objetos de oro y plata a los israelitas.
Así que Egipto queda, desolado, pobre y destruido anímicamente, sus niños habían
muerto.
¿Cómo se vería esto desde afuera?, ¿desde los otros pueblo de alrededor? Porque
había otros pueblos en la región, que eran testigos atónitos de lo que ocurría.
Cuando leemos la Biblia, nos da la impresión de que están solos, los israelitas
y los egipcios, y que no hay nadie más, pero no es así. Allí hay mucha gente,
mucha gente que mira lo que pasa, mucha gente que comenta, mucha gente que ha
empezado a descartar sus ídolos de piedra, mucha gente que ha adoptado a Yahveh,
el dios de los israelitas.
Y eso que esto recién empieza.
"El mismo día que se cumplían los 430 años, salieron de la tierra de Egipto
todos los ejércitos de Yahveh." (Éxodo 12:41-42).
Tomemos nota de esta frase en particular "los ejércitos de Yahveh", porque vamos
a encontrar la explicación o el motivo a esto cuando veamos la marcha por el
desierto del pueblo elegido.