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Precipitaciones primigenias
Nuevas investigaciones avalarían la teoría del observador del Génesis
En el siguiente Artículo de Investigación y Ciencia de Octubre de 2012 se puede observar la situación que se plantea en la teoría del observador del Génesis, en cuanto a su imposibilidad de ver los astros, la Luna, el Sol, las estrellas, pero si la luz.
Artículo:
Un grupo de científicos escanea la lluvia fosilizada para saber más sobre
la atmósfera de la Tierra primitiva.
Hace unos 2700 millones de años, en lo que hoy es la granja Omdraaisvlei, cerca
de Prieska, las gotas de lluvia de una breve tormenta golpearon la capa de
ceniza de una erupción volcánica reciente. Las gotas, que formaron pequeños
cráteres, fueron enterradas por más ceniza; a lo largo de los eones, esta se
endureció hasta petrificarse. En fecha más reciente, otras tormentas erosionaron
la roca, dejando al descubierto un registro fósil de los efectos de la
precipitación en la era Arcaica. Un grupo de investigadores está estudiando
dicha lluvia fosilizada, para obtener información sobre la atmósfera de la
Tierra primitiva.
Mediante el uso de láseres para escanear los cráteres y la comparación de las
huellas con las creadas hoy en día en circunstancias similares, Sanjoy Som y sus
colaboradores, del Centro de Investigación Ames de la NASA, han obtenido una
medida de la presión ejercida por la atmósfera primitiva. Según explicaron en el
número en línea del 28 de marzo de la revista Nature, puede que esta fuera mucho
menos densa que la actual.
La clave para llegar a tal conclusión reside en el tamaño de las gotas de
lluvia. Ya en 1851, Charles Lyell, pionero de la geología, sugirió que las
medidas de las huellas fosilizadas de las precipitaciones podrían revelar
detalles sobre la atmósfera primitiva. Puesto que esta provoca rozamiento en las
gotas (reduce su velocidad de descenso según el tamaño), si se determinara el
volumen de una gota de lluvia de los tiempos antiguos, podría estimarse la
densidad de esa atmósfera. Para averiguar el tamaño de aquellas gotas de agua
primitivas, Som y sus colaboradores tuvieron que ser creativos. Recogieron
ceniza de la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull en 2010, así como
otras muestras procedentes de Hawái, y dejaron caer sobre ellas gotas de agua de
varios tamaños desde una altura de 27 metros. Después, «petrificaron» estos
cráteres modernos mediante laca para el pelo y uretano líquido de baja
viscosidad. La comparación de los cráteres antiguos y los nuevos llevó a la
conclusión de que las gotas primitivas presentaban un tamaño de entre 3,8 y 5,3
milímetros.
Las relaciones entre el tamaño de las gotas de lluvia, su velocidad y la
densidad atmosférica sugieren que el ambiente primitivo de la Tierra
probablemente ejerció una presión entre la actual y la mitad de esta.
Estos resultados arrojan luz sobre otro misterio de la joven Tierra: la paradoja
del «Sol joven y débil». Hace miles de millones de años, el Sol emitía menos
radiación y calentaba menos el planeta, pero el registro fósil sugiere un clima
templado. Si la atmósfera no era más densa que ahora, ¿cómo podía retener tanto
calor? La explicación más sencilla sugiere que la atmósfera terrestre era rica
en gases de efecto invernadero, capaces de atrapar una gran cantidad de calor
por molécula. Su origen más probable serían las erupciones volcánicas y la vida
microbiana. Según Som, es probable que el cielo presentara un aspecto neblinoso
debido a estos gases.
En la misma dirección, una investigación publicada en línea el 18 de marzo en la
revista Nature Geoscience sugiere que la atmósfera primitiva atravesaba ciclos
periódicos de «neblina de hidrocarburos», que incluían gases de efecto
invernadero como el metano. Este tipo de bruma, que podría estar reproduciéndose
hoy en día, ayudó a atrapar el calor del Sol, haciendo la vida más cómoda para
los microorganismos --y quizás ofrezca señales de la presencia de vida en otros
planetas.
(Investigación y Ciencia Octubre 2012 N° 433)
Artículo original:
http://www.investigacionyciencia.es/investigacion-y-ciencia/numeros
/2012/10/precipitaciones-primigenias-9101