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Simbolismo literario y artistico
ANTECEDENTES
Simbolismo literario y artístico
Los autores cristianos dotaron de un rico simbolismo a los vivientes, siendo los
comentarios de Ireneo y Jerónimo los de mayor repercusión artística.
Ireneo (s. II, Contra los herejes) fue, posiblemente, el primero en relacionar
los vivientes y los evangelistas, asociando el águila a Marcos y el león a
Juan[2]. Sin embargo, en las obras de arte, si bien se mantiene la relación
tetramorfo-evangelio, se invierte la asociación de Ireneo, de modo que el águila
va unido a Juan y el león a Marcos.
San Jerónimo en el siglo IV (Comentario a Ezequiel) sostuvo también que cada uno
de los seres era uno de los evangelistas. Así pues –según San Jerónimo-, el
hombre simbolizaría a Mateo, porque su evangelio se inicia con la genealogía
humana de Cristo; el león a Marcos, porque inicia su texto nombrando a Juan
Bautista, voz que clama en el desierto (Mt 1,3), y el león era un animal de
desierto; el toro a Lucas porque abre su relato con el sacrificio de Zacarías,
siendo el toro un animal sacrificial; y el águila a Juan, porque su escrito es
el más abstracto y el que se eleva sobre los demás. Sus asociaciones se
trasladaron literalmente al arte.
Para otros autores, como San Ambrosio (s. IV)[3], Gregorio Magno (s. VI)[4],
Honorio de Autun (s. XII)[5] o Pedro de Capua (s. XII-XIII)[6], los vivientes
harían referencia a la encarnación, muerte, resurrección y ascensión de Cristo,
o lo que es lo mismo: Christus erat homo nascendo, vitulus moriendo, leo
resurgendo, aquila ascendendo. La vinculación entre león y resurrección que
plantean estos autores fue también desarrollada en los bestiarios medievales,
que a su vez se inspiraban en el Fisiólogo (escrito anónimo procedente tal vez
de Alejandría del siglo II)[7]. Sin embargo, esta lectura simbólica no tuvo
trascendencia artística ni teológica.
2 - FROMAGET, Michel (2003): p. 52, y VAN DER MEER, Frederik (1938): p. 224
3 - Recoge FROMAGET, Michel (2003): p. 54, las palabras de San Ambrosio en el
Tratado sobre el Evangelio de San Lucas: "Jesús fue hombre porque nació de
María, toro porque fue víctima, león porque fue fuerte y águila por su
resurrección" (traducción libre del texto francés).
4 - Gregorio Magno, Homilías sobre Ezequiel, IV, 1.
5 - Honorio de Autun, Honorius Augustodunensis, Honorio de Augsburgo u Honorio
de Regensburg fue un sacerdote, geógrafo, teólogo, filósofo, bibliógrafo y
cosmólogo alemán de la Edad Media.
6 - Pedro de Capua (Pierre de Capuano fallecido en agosto de 1242) fue un
teólogo y filósofo escolástico italiano, cardenal y legado papal.
Tampoco tuvieron repercusión iconográfica los escritos de Orígenes (s. III)[8]
quien, en las Homilías sobre Ezequiel, había asociado los animales del
Apocalipsis al ser humano, de modo que el águila era su espíritu, el hombre su
aspecto intelectual y racional, el león su lado afectivo e irascible, y el toro
sus deseos corporales e instintivos[9].
Lo mismo puede decirse del pensamiento de Raoul Gabler (s. XI), monje francés,
para quien existía una correspondencia entre los animales del tetramorfo y las
virtudes cardinales, los elementos, los sentidos del hombre, los ríos del
paraíso y las épocas bíblicas[10].
7 - Dice El Fisiólogo lo siguiente: "Cuando la leona da luz su cachorro, lo
alumbra muerto y lo cuida durante tres // días, hasta que al tercero llega el
padre, exhala su aliento sobre la faz de su cachorro y lo resucita. Así el
omnipotente padre universal, al tercer día, resucitó de entre los muertos al
primogénito de toda criatura". - Tomado de GUGLIELMI, Nilda (ed.) (2002): El
Fisiólogo. Bestiario Medieval. Eneida, Madrid, pp. 65-66.
8 -Orígenes de Alejandría, también conocido como Orígenes Adamantius, fue un
erudito, asceta y teólogo cristiano.
9 - FROMAGET, Michel (2003): p. 53.
10 - Una traducción al castellano de este texto está recogida en BEIGDEBER,
Olivier (1989): p. 95.
Otras fuentes y análisis
Algunos han supuesto que los cuatro vivientes judeo-cristianos, -concebidos como
seres alados, mitad hombre mitad animal-, pudieron haberse inspirado en fuentes
literarias antiguas, y quizás en fuentes artísticas egipcias y mesopotámicas.
Las divinidades egipcias, representadas con cuerpo de hombre y rostro de animal,
-se ha teorizado-, podrían haber influenciado a los artistas cristianos. Tal vez
por los paralelismos entre el halcón solar Horus y el águila de Juan, o entre la
leona Sekmet y el león de Marcos, o entre la vaca celeste Hathor y el toro de
Lucas. Por otra parte, debido a que Ezequiel vivió en Babilonia en el s. VI a.C.,
se ha conjeturado que los vivientes por él descritos, podrían haberse inspirado
en los toros alados de rostro humano que flanqueaban algunas de las entradas de
los palacios asirios, como por ejemplo los del palacio de Sargón II (s. VIII a.C.,
actualmente en el Museo del Louvre). De todas maneras debemos tener en cuenta
que tanto las representaciones de los dioses, como las de los animales asociados
a estos, estaban basados -para aquellas culturas antiguas-, en aquello que
existía en esa zona, y por lo tanto fáciles de comprender y asimilar para
cualquier persona -sobre todo- de aquella época, tomando características de las
fuerzas de la naturaleza y creyendo que esas fuerzas eran controladas por
supuestos dioses.
Debido a que esta forma de pensar -basarse en aquello que tenemos a mano y nos
es más cercano-, es muy humana, es que Dios en la Biblia utiliza imágenes
sencillas de cosas conocidas para transmitir verdades trascendentales complejas.
Por ello es fundamental comprender qué cosa es causa y qué cosa es consecuencia,
ya que si estas se confunden se puede terminar pensando que el profeta Ezequiel
simplemente copió a los paganos y que el evangelista Juan copió a Ezequiel y
entonces podríamos terminar olvidando o dejando de lado la inspiración divina
del texto sagrado. Por ello es fundamental el analizar la Biblia entera, de
punta a punta, y unir las piezas que conforman la historia de la Salvación, y
entonces –al ver el panorama completo-, surgen con claridad los roles adoptados
por la divinidad, roles que llevan adelante el trabajo de corrección, educación,
y rescate de la humanidad, tanto desde la antigüedad como en el presente e
internándose en el futuro.
Prefiguras
El tetramorfo forma parte del sistema de prefiguras bíblicas, y sus fuentes
proceden tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento (Ezequiel y Apocalipsis).
Sin embargo hay figuras similares con las que, a primera vista, podrían
confundirse. Así, en Bizancio[11] los cuatro arcángeles (Gabriel, Rafael, Miguel
y Uriel) pueden ocupar el lugar del tetramorfo alrededor del todopoderoso, tal
como ocurre en los mosaicos de la cúpula central de la iglesia de la Martorana
en Palermo[12] (s. XII). Sin embargo, es fácil observar las diferencias, y en la
Martorana no hay referencias ni a los animales ni a los libros de los
evangelistas, con lo que enseguida se descarta su vinculación al tetramorfo.
Como vemos, el tetramorfo es una figura, metáfora, prefigura que debe
aproximarse desde la comprensión de la Historia de la Salvación, y de cómo Jesús
interactúa en ella con la humanidad. Sus roles, los roles del Verbo, los roles
de la divinidad. Pero, para poder hablar de los roles de la Divinidad primero
hemos de analizar el motivo que lleva a Dios a intervenir en la historia humana,
y la razón por la que éste decide rescatarnos, y para ello volveremos en el
tiempo a los albores de la humanidad siguiendo un paralelismo con el relato
bíblico.
11- Santa Sofía o Hagia Sophia (del griego: Άγια Σοφία,"Santa Sabiduría"; en
latín: Sancta Sophia o Sancta Sapientia; en turco: Ayasofya) es una antigua
basílica cristiana, posteriormente convertida en iglesia ortodoxa, más tarde en
mezquita, luego en museo y, desde el 1 de agosto de 2020, nuevamente en una
mezquita de la ciudad de Estambul, Turquía.
12 -Iglesia de Santa Maria dell'Ammiraglio, sede de la parroquia de San Nicolò
dei Greci alla Martorana y conocida como Martorana, se encuentra en el centro
histórico de Palermo en Sicilia, sur de Italia.