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El cordero, sacrificios animales
Como decíamos antes el sacrificio animal no fue algo dado por Dios, o deseado
por Dios. No es algo que Dios haya querido, deseado, o proyectado para la
humanidad. De hecho recordando el Génesis 1 debemos volver sobre que el proyecto
inicial de Dios era que la comida de la humanidad debía ser los granos de las
plantas, las semillas y los frutos de los árboles. Claramente Dios nunca deseó
ni contempló que la gente se comiera a los animales ni que los matara en ofrenda
para Él, menos aún a dioses inexistentes. Por lo tanto es claro que los
sacrificios a los dioses fue una idea del enemigo, así que lo que hace Dios es
tolerar este error humano y a partir de allí lleva a la humanidad a terminar
para siempre con esa locura del sacrificio.
Para realizar esta tarea inicia con Abel, el primero en realizar una sustitución
del sacrificio humano por el sacrificio de un animal, un animal de su rebaño sin
hacer un sacrificio humano que bien podría haber sido matando a Caín su hermano,
ya que Abel no tenía hijos ni esclavos.
Por otro lado Caín hace una ofrenda vegetal que no estaba en la línea de la
sustitución de los sacrificios humanos que era la línea que Dios quería llevar
adelante, y que la veremos desarrollada a través de toda la historia hebrea
hasta llegar a Jesús. Entonces Caín, mal asesorado por el Satán intenta
desvirtuar e camino de sustituciones de los sacrificios humanos y presenta a
Dios una ofrenda vegetal, y por ello Dios ve mal esa ofrenda; dice el texto que
Dios vio propicia la ofrenda de Abel y no así la de Caín.
El Satán usa a Caín para frenar el camino del proyecto de Dios matando a Abel, y
Dios sabiendo que Caín había sido usado y que no sabía lo que realmente ocurría
le permite seguir viviendo y le pone una “marca” para evitar que los que viven
fuera del Edén lo maten por lo que le había hecho a su hermano.
Volvamos una vez más al texto:
«Conoció el hombre a Eva, su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo:
“He adquirido un varón con el favor de Yahveh”. Volvió a dar a luz, y tuvo a
Abel su hermano.
«Fue Abel pastor de ovejas y Caín labrador. Pasó algún tiempo, y Caín hizo a
Yahveh una oblación de los frutos del suelo. También Abel hizo una oblación de
los primogénitos de su rebaño, y de la grasa de los mismos. Yahveh miró propicio
a Abel y su oblación, mas no miró propicio a Caín y su oblación, por lo cual se
irritó Caín en gran manera y se abatió su rostro.
«Yahveh dijo a Caín: “¿Por qué andas irritado, y por qué se ha abatido tu
rostro? ¿No es cierto que si obras bien podrás alzarlo? Mas, si no obras bien, a
la puerta está el pecado acechando como fiera que te codicia, y a quien tienes
que dominar”. Caín, dijo a su hermano Abel: “Vamos afuera”. Y cuando estaban en
el campo, se lanzó Caín contra su hermano Abel y lo mató. Yahveh dijo a Caín:
“¿Dónde está tu hermano Abel?”. Contestó: “No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de mi
hermano?”. Replicó Yahveh: “¿Qué has hecho? Se oye la sangre de tu hermano
clamar a mí desde el suelo. Pues bien: maldito seas, lejos de este suelo que
abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Aunque labres el
suelo, no te dará más su fruto. Vagabundo y errante serás en la tierra”.
Entonces dijo Caín a Yahveh: “Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Es
decir que hoy me echas de este suelo y he de esconderme de tu presencia,
convertido en vagabundo errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me
matará”. Respondióle Yahveh: “Al contrario, quienquiera que matare a Caín, lo
pagará siete veces”. Y Yahveh puso una señal a Caín para que nadie que le
encontrase le atacara.
«Caín salió de la presencia de Yahveh, y se estableció en el país de Nod, al
oriente de Edén.
«Conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Henoc. Estaba
construyendo una ciudad, y la llamó Henoc, como el nombre de su hijo. A Henoc le
nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael, Mejuyael engendró a Metusael, y Metusael
engendró a Lámek» (Génesis 4:1-18).
Caín representa una cuasi primera alianza de Dios con la humanidad. Dios que a
partir de una situación de desastre como es el asesinato de Abel convierte la
consecuencia de ese mal acto que podría haberle costado la vida a Caín a manos
de Dios –que era lo que el Satán quería, demostrando que la humanidad era mala,
naturalmente mala-, en una muestra de misericordia y un medio de mostrar este
amor a la humanidad que no pertenecía al grupo de Adán y Eva. Caín lleva la
“marca” en la frente, y el mensaje del conocimiento de pisar la cabeza de la
serpiente. Casi una proto-evangelización a los otros pueblos (proto-gentiles?).
Digo proto-evangelización y proto-gentiles, porque ambos conceptos van a ser más
claros mucho más adelante en la historia.
Esta sustitución de los sacrificios humanos tiene como punto intermedio el
sacrificio animal, ya que la gente no comprendía que Dios no quería violencia ni
muerte, por lo que Dios tolera esta situación y avanza con el pueblo hebreo
suspendiendo los sacrificios humanos y permitiendo los sacrificios de animales.
Luego vemos como siguiente paso en esta cadena de eventos a Abram quién lleva a
su hijo Isaac luego de que Dios le dijera que lo llevara a uno de los montes
donde se realizaban los sacrificios humanos -de la cultura en la que vivía Abram-,
y cuando éste está a punto de matar a su hijo el ángel de Dios se lo impide y le
dice que no es eso lo que Dios quiere. Que Dios no quiere sacrificios humanos y
le da un cabrito en sustitución para que Abram pueda concluir con el sacrificio
a Dios. Claramente Abram no comprende que no es necesario ningún sacrificio, y
Dios es tolerante y misericordioso, por lo cual lo soporta y lo acompaña.
¿Por qué decimos que Dios envía a Abram a uno de los montes donde la gente de
esa cultura hacía sacrificios humanos? La pista está en una palabra del hebreo,
la palabra “Ejad”. Los hebreos tenían dos palabras para decir uno. El uno simple
con la palabra “yahid”, que se usaba para una uva, un oveja, y la palaba “ejad”
para el uno grupal, o uno compuesto. Para decir racimo de uvas la idea era ejad
uva, y para un cardumen sería ejad pez. El ejad remite a grupo, o unidad
compuesta. Por ello en la oración de los hebreos del “Shema”: Oye Israel, el
Señor nuestro Dios el Señor es uno, ese uno en hebreo es ejad. Shema Israel,
Adonai elohenu, Adonai ejad. Traducido sería El señor nuetro Dios el Señor es
uno compuesto, lo cual nos permite entender mejor del por que quisieron matar a
Jesús por blasfemo cuando Él dijo “Yo y el Padre somos uno (ejad) haciendo
referencia al Shema.
Para Abram -y quienes lo escuchan contar esta historia-, el que los dioses no
quisieran sacrificios humanos era todo un cambio de paradigmas. Algo casi
impensable.
Dios a la par de este sistema de sustituciones, va realizando “alianzas” con la
humanidad, alianzas que van creando un cerco alrededor de la humanidad para
protegerla de los abusos del Satán. Es claro que Dios no necesita hacer alianzas
con la gente, la que necesita hacer estas alianzas es la humanidad aunque no lo
sabe a ciencia cierta. Pero Dios se adelanta y concierta compromisos que impiden
al Satán ir más allá de lo pactado en esas alianzas.
El Satán intenta que la humanidad cometa barbaridades que hagan que pierda su
alma pero Dios la corrige, le enseña y hace pactos con ella a partir de esas
situaciones extremas, situaciones extremas generadas por los intentos del
enemigo que busca por todos los medios que Dios se enoje y condene a la
humanidad.
Lo mismo ocurre con Noé y su familia, quienes se ven protegidos cuando los
ángeles (nefilim) se habían mezclado con la humanidad una vez más con el fin de
que se perdieran. Dios ahoga a todos estos ángeles y a casi todos los
integrantes del pueblo hebreo pero encuentra a Noé como hombre justo y salva
también a su familia, con los que hace una nueva alianza. Noé es anterior a
Abram, sirva recordarlo para comprender este sistema de alianzas.
Este asunto de los sacrificios para los dioses como veíamos es cambiado por Dios
a través del pueblo hebreo para sacarlo de los sacrificios humanos y pasar a
sacrificios de animales mientras la humanidad adquiere una mayor conciencia.
Entonces vemos como Dios manda la cena del Pesaj, la Pascua, a la salida de
Egipto y como el pueblo hebreo pinta con la sangre de estos corderos (de la cena
del Pesaj) el marco de las puertas de sus casas para que los viera el ángel
exterminador que esa noche mataría a los primogénitos de los egipcios y de sus
animales. Una sangre de corderos que mostraba al ángel que ellos, los hebreos,
no estaban manchados por la sangre de los sacrificios humanos. Los egipcios sí
estaban manchados por sangre humana, ellos tenían una industria de la muerte y
por eso Dios muestra a través de las plagas el error en el que vivían los
egipcios.
En la cena del Pesaj, de la Pascua, Dios pone además de la comida del cordero
sacrificado para esa noche el pan sin levadura, un pan sencillo que no debe
contener levadura, esa levadura que representa la violencia, lo viejo, lo
anterior. Pesaj significa salto, pasar por alto, condonar, el Pesaj pasa por
alto los pecados de la vida anterior, los pecados anteriores de idolatría,
politeísmo y paganismo, más adelante se debería abandonar también los
sacrificios, pero aun no era el momento.
Los hebreos salen de Egipto, y salen al desierto, y en el desierto Dios les
envía el maná, el pan bajado del cielo, un pan que es prototipo de Jesús. Un pan
incruento, una comida sin violencia.
Como vemos el camino de Dios es dejar de lado la comida de animales y volver al
proyecto original del Génesis, las semillas y los frutos de los árboles. Pero el
pueblo hebreo pide carne y Dios les envía las codornices pero con enorme
malestar. Recordemos el texto que dice que “aún tenían la carne entre los
dientes los glotones” cuando la ira de Dios cayó sobre ellos.
Este pan continúa presente en la vida hebrea en el desierto a través del pan de
la presencia que debía estar en el tabernáculo sobre el altar, a la par de los
sacrificios que realizaban y que realizarían hasta la llegada de Jesús
Como vemos el tema de los sacrificios animales es clave en la historia de la
Biblia, y uno de los motivos claves en la intervención de Dios en la historia
humana. Jesús al final de sus días se convertiría él mismo en el cordero de Dios
al sacrificio. Un sacrificio para rescate de toda la humanidad. Y como Dios es
absolutamente coherente en el último sacrificio, en la pasión de Cristo, Dios no
mata animales sino que se da Él mismo, el Verbo encarnado como sacrificio.
Pero, ¿por qué un cordero? Si en las imágenes de los seres vivientes vemos un
buey y no un cordero?