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Los roles de la Divinidad
Entonces tenemos al viviente con rostro de hombre, porque es uno de los roles
de la divinidad –el Verbo-, encarnando como hombre, 100% hombre, nacido de una
mujer –el evangelio de Mateo-, por otro lado es el animal al sacrificio, un
animal que debe ser sacrificado en cumplimiento de las normas del enemigo, el
príncipe de este mundo, y por eso Jesús –como dice Juan el bautista-, es el
“cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. El evangelio de ese rol del
animal al sacrificio es Lucas. Luego el rol del león de la tribu de Judá, el
judío. Un integrante del pueblo hebreo, del pueblo elegido, un descendiente de
Adán, que lo vemos a través del evangelio de Marcos. Y al final el Verbo siendo
completamente Dios, completamente trascendental. Ese rol nos lo muestra más
claramente el evangelio de Juan y el libro del Apocalipsis.
El Hombre: Mateo
Mateo, un evangelio que inicia con la genealogía terrenal de Jesús. La
encarnación humana a través del tiempo desde Abram (patriarca terrenal) hasta
desembocar en Jesús. Jesús al morir dice: "«¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has
abandonado?»", una expresión sumamente humana, de la humanidad reclamando a Dios
que ha sido abandonada. Jesús encarna a toda la humanidad por la que en ese
momento está muriendo sacrificado, y es la humanidad la que ve que su salvador,
-por el que ha esperado tanto tiempo, cientos de miles de años-, está siendo
crucificado. En Mateo la genealogía de Jesús va desde Abram a María, lo cual
apunta a su humanidad, un hombre, un hombre capaz de realizar un sacrificio
humano para honrar a los dioses. Y llega hasta María, ya que es la mujer la que
da a luz a los humanos. El parto es algo fundamentalmente terrenal. En la cruz
Jesús estaría siendo ese hombre, tal vez Isaac, siendo sacrificado, preguntando
al Padre por qué lo ha abandonado. Estas imágenes dentro de imágenes, la
humanidad clamando a Dios, Isaac clamando a Dios, el pueblo hebreo clamando a
Dios.
El Cordero de Dios: Lucas, El Buey
Jesús que es el nombre del Verbo de Dios en su encarnación humana, asume el rol
de animal al sacrificio, y es un cordero, un animal que va a la muerte sin
oponer resistencia, como vemos en la pasión de Cristo, Él, Jesús no se opone, no
reniega, ni siquiera se defiende.
Y vemos en el libro del Apocalipsis que Dios muestra el libro sellado y Juan (el
evangelista) llora porque no se encontraba nadie digno de abrir los sellos.
Estos sellos que significan lo oculto, lo que no se entiende, lo sellado, no
pueden abrirse, no pueden comprenderse, y entones el ángel le dice a Juan que se
ha hallado al cordero degollado digno de abrir los sellos. Lo que nos dice que
sólo podemos entender estos detalles cruciales de la historia de la Salvación a
través de los roles del Verbo: siendo Cordero de Dios sacrificado.
Este evangelio inicia con la visión de Zacarías en el templo donde se realizaban
los sacrificios de animales, y Jesús es el cordero que va al sacrificio. En
este, Jesús dice: "«Padre, en tus manos pongo mi espíritu»". El cordero de Dios
sacrificado cuyo espíritu se encomienda en manos del Padre.
En Lucas la genealogía de Jesús va de José a Adán, y de allí a Dios, lo que nos
da la idea de que –sabiendo que José no es realmente su padre-, Jesús es Hijo de
Dios, enviado con el sentido de ser la ofrenda mencionada en el Edén con Abel.
La genealogía de Lucas está contada yendo hacia arriba, de José hacia Dios. Un
ida y vuelta que al ser Jesús crucificado vuelve a poner en el Padre su
espíritu, recorriendo el camino inverso hacia Dios. Entonces de Dios a José
–como cuidador del cordero-, y de allí de vuelta a Dios.
El león de la tribu de Judá: Marcos
El León nos habla de que el Mesías debía ser un judío, de la tribu de Judá, y de
la casa de David. Otro de los roles de la divinidad, un verdadero judío, un
“Hijo de hombre” como se llamaba Jesús a sí mismo, un Hijo de Adán, un
descendiente directo de Adán, uno del pueblo hebreo, del pueblo elegido.
Un evangelio que nos muestra al pueblo hebreo preparando el camino del Mesías.
El León de la tribu de Judá, el pueblo hebreo en plena acción. En Marcos el
cartel en la cruz de Cristo decía “el rey de los judíos”, también en este clama
como en Mateo, pero esta vez es el pueblo hebreo el que cree haber sido
abandonado.
Y al final el águila.
El águila: Juan
El viviente como águila porque el águila representa lo celestial, lo divino, y
Jesús es 100% Dios. Jesús que aun siendo hombre nunca dejó de ser Dios. Mientras
caminaba y enseñaba seguía siendo el Verbo de Dios, la Palabra que manifiesta lo
no manifestado, sostiene el universo mientras tanto y desmanifiesta al final.
Como dice el libro del Apocalipsis, el Alfa y el Omega, el principio y el fin.
El todopoderoso. En este libro Jesús dice: "«Todo está cumplido.»", toda la
tarea de reparación realizada por el Verbo encarnado estaba completada. Jesús es
Dios.