• Un único Dios ISBN 9789873324383, y El observador ISBN 9789873324376
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Los roles de la Divinidad


Entonces tenemos al viviente con rostro de hombre, porque es uno de los roles de la divinidad –el Verbo-, encarnando como hombre, 100% hombre, nacido de una mujer –el evangelio de Mateo-, por otro lado es el animal al sacrificio, un animal que debe ser sacrificado en cumplimiento de las normas del enemigo, el príncipe de este mundo, y por eso Jesús –como dice Juan el bautista-, es el “cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. El evangelio de ese rol del animal al sacrificio es Lucas. Luego el rol del león de la tribu de Judá, el judío. Un integrante del pueblo hebreo, del pueblo elegido, un descendiente de Adán, que lo vemos a través del evangelio de Marcos. Y al final el Verbo siendo completamente Dios, completamente trascendental. Ese rol nos lo muestra más claramente el evangelio de Juan y el libro del Apocalipsis.

El Hombre: Mateo
Mateo, un evangelio que inicia con la genealogía terrenal de Jesús. La encarnación humana a través del tiempo desde Abram (patriarca terrenal) hasta desembocar en Jesús. Jesús al morir dice: "«¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»", una expresión sumamente humana, de la humanidad reclamando a Dios que ha sido abandonada. Jesús encarna a toda la humanidad por la que en ese momento está muriendo sacrificado, y es la humanidad la que ve que su salvador, -por el que ha esperado tanto tiempo, cientos de miles de años-, está siendo crucificado. En Mateo la genealogía de Jesús va desde Abram a María, lo cual apunta a su humanidad, un hombre, un hombre capaz de realizar un sacrificio humano para honrar a los dioses. Y llega hasta María, ya que es la mujer la que da a luz a los humanos. El parto es algo fundamentalmente terrenal. En la cruz Jesús estaría siendo ese hombre, tal vez Isaac, siendo sacrificado, preguntando al Padre por qué lo ha abandonado. Estas imágenes dentro de imágenes, la humanidad clamando a Dios, Isaac clamando a Dios, el pueblo hebreo clamando a Dios.

El Cordero de Dios: Lucas, El Buey
Jesús que es el nombre del Verbo de Dios en su encarnación humana, asume el rol de animal al sacrificio, y es un cordero, un animal que va a la muerte sin oponer resistencia, como vemos en la pasión de Cristo, Él, Jesús no se opone, no reniega, ni siquiera se defiende.
Y vemos en el libro del Apocalipsis que Dios muestra el libro sellado y Juan (el evangelista) llora porque no se encontraba nadie digno de abrir los sellos. Estos sellos que significan lo oculto, lo que no se entiende, lo sellado, no pueden abrirse, no pueden comprenderse, y entones el ángel le dice a Juan que se ha hallado al cordero degollado digno de abrir los sellos. Lo que nos dice que sólo podemos entender estos detalles cruciales de la historia de la Salvación a través de los roles del Verbo: siendo Cordero de Dios sacrificado.
Este evangelio inicia con la visión de Zacarías en el templo donde se realizaban los sacrificios de animales, y Jesús es el cordero que va al sacrificio. En este, Jesús dice: "«Padre, en tus manos pongo mi espíritu»". El cordero de Dios sacrificado cuyo espíritu se encomienda en manos del Padre.
En Lucas la genealogía de Jesús va de José a Adán, y de allí a Dios, lo que nos da la idea de que –sabiendo que José no es realmente su padre-, Jesús es Hijo de Dios, enviado con el sentido de ser la ofrenda mencionada en el Edén con Abel. La genealogía de Lucas está contada yendo hacia arriba, de José hacia Dios. Un ida y vuelta que al ser Jesús crucificado vuelve a poner en el Padre su espíritu, recorriendo el camino inverso hacia Dios. Entonces de Dios a José –como cuidador del cordero-, y de allí de vuelta a Dios.

El león de la tribu de Judá: Marcos
El León nos habla de que el Mesías debía ser un judío, de la tribu de Judá, y de la casa de David. Otro de los roles de la divinidad, un verdadero judío, un “Hijo de hombre” como se llamaba Jesús a sí mismo, un Hijo de Adán, un descendiente directo de Adán, uno del pueblo hebreo, del pueblo elegido.
Un evangelio que nos muestra al pueblo hebreo preparando el camino del Mesías. El León de la tribu de Judá, el pueblo hebreo en plena acción. En Marcos el cartel en la cruz de Cristo decía “el rey de los judíos”, también en este clama como en Mateo, pero esta vez es el pueblo hebreo el que cree haber sido abandonado.

Y al final el águila.
El águila: Juan

El viviente como águila porque el águila representa lo celestial, lo divino, y Jesús es 100% Dios. Jesús que aun siendo hombre nunca dejó de ser Dios. Mientras caminaba y enseñaba seguía siendo el Verbo de Dios, la Palabra que manifiesta lo no manifestado, sostiene el universo mientras tanto y desmanifiesta al final. Como dice el libro del Apocalipsis, el Alfa y el Omega, el principio y el fin. El todopoderoso. En este libro Jesús dice: "«Todo está cumplido.»", toda la tarea de reparación realizada por el Verbo encarnado estaba completada. Jesús es Dios.
 

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