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La vision de Ezequiel, los cuatro seres vivientes
¿Quiénes son los cuatro vivientes de la profecía de Ezequiel?
¿Que significan los seres vivientes de Ezequiel?
Veamos la visión del profeta Ezequiel que también nos muestra al tetramorfo:
Ez 1: 3: “la palabra de Yahveh fue dirigida al sacerdote Ezequiel, hijo de Buzí,
en el país de los caldeos, a orillas del río Kebar, y allí fue sobre él la mano
de Yahveh.
Yo miré: vi un viento huracanado que venía del norte, una gran nube con fuego
fulgurante y resplandores en torno, y en el medio como el fulgor del electro, en
medio del fuego.
Había en el centro como una forma de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiente:
tenían forma humana. Tenían cada uno cuatro caras, y cuatro alas cada uno.“
Vemos aquí que los “vivientes” tienen forma humana, ya que son roles de la
divinidad, del Verbo, en la historia humana. Cuatro caras, una por cada rol, y
las alas que transmiten la idea de hacer con celeridad la voluntad de Dios.
“Sus piernas eran rectas y la planta de sus pies era como la planta de la pezuña
del buey, y relucían como el fulgor del bronce bruñido. Bajo sus alas había unas
manos humanas vueltas hacia las cuatro direcciones, lo mismo que sus caras y sus
alas, las de los cuatro. “
Vemos la “pezuña de buey” y recordamos al dios El, al becerro de oro, y a los
sacrificios de animales que terminarían, desembocarían en el cordero de Dios.
Las manos humanas vueltas hacia las cuatro direcciones tienen que ver con que
sus obras, las obras de los roles de la divinidad, son y se producen para toda
la creación, para todas las naciones. Las manos representan las obras, las
acciones.
“Sus alas estaban unidas una con otra; al andar no se volvían; cada uno marchaba
de frente.”
Van de frente y no se vuelven, esto nos dice que Dios avanza en una línea de
tiempo siempre hacia adelante. Dios no vuelve atrás a cambiar nada. Lo hecho
hecho está. Dijo Pilato: “lo escrito escrito está”. Las obras se corrigen hacia
adelante arrepintiéndose y convirtiéndose. No se puede volver al pasado a
corregir, así que lo mejor es pensar bien lo que se va a hacer porque luego no
hay vuelta atrás.
“En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían
cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los
cuatro tenían cara de águila. Sus alas estaban desplegadas hacia lo alto; cada
uno tenía dos alas que se tocaban entre sí y otras dos que le cubrían el cuerpo;
y cada uno marchaba de frente; donde el espíritu les hacía ir, allí iban, y no
se volvían en su marcha.
Entre los seres había algo como brasas incandescentes, con aspecto de antorchas,
que se movía entre los seres; el fuego despedía un resplandor, y del fuego
salían rayos. Y los seres iban y venían con el aspecto del relámpago.”
El fuego del Espíritu Santo que se mueve y acompaña al Verbo. Por otro lado se
mueven muy rápido haciendo lo que deben hacer.
“Miré entonces a los seres y vi que había una rueda en el suelo, al lado de los
seres de cuatro caras. El aspecto de las ruedas y su estructura era como el
destello del crisólito. Tenían las cuatro la misma forma y parecían dispuestas
como si una rueda estuviese dentro de la otra. En su marcha avanzaban en las
cuatro direcciones; no se volvían en su marcha. Su circunferencia tenía gran
altura, era imponente, y la circunferencia de las cuatro estaba llena de
destellos todo alrededor.
Cuando los seres avanzaban, avanzaban las ruedas junto a ellos, y cuando los
seres se elevaban del suelo, se elevaban las ruedas.
Donde el espíritu les hacía ir, allí iban, y las ruedas se elevaban juntamente
con ellos, porque el espíritu del ser estaba en las ruedas.
Cuando avanzaban ellos, avanzaban ellas, cuando ellos se paraban, se paraban
ellas, y cuando ellos se elevaban del suelo, las ruedas se elevaban juntamente
con ellos, porque el espíritu del ser estaba en las ruedas.”
Las ruedas son el dinamismo, la dinámica de los roles de la Divinidad. El
movimiento de esa tarea. El Espíritu santo, el espíritu de santidad está en las
tareas y en el dinamismo de la acción.
“Sobre las cabezas del ser había una forma de bóveda resplandeciente como el
cristal, extendida por encima de sus cabezas, y bajo la bóveda sus alas estaban
rectas, una paralela a la otra; cada uno tenía dos que le cubrían el cuerpo.”
Vemos que sobre los vivientes se ve una bóveda, y sobre la bóveda o plataforma
está el Verbo en su forma encarnada. El Hijo de hombre. La idea es que la base
de la encarnación humana del Verbo son los vivientes, los roles. Los roles de la
divinidad son la base de la tarea, de la encarnación en la historia de la
Salvación.
“Y oí el ruido de sus alas, como un ruido de muchas aguas, como la voz de Sadday;
cuando marchaban, era un ruido atronador, como ruido de batalla; cuando se
paraban, replegaban sus alas.
Y se produjo un ruido.
Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había algo como una piedra
de zafiro en forma de trono, y sobre esta forma de trono, por encima, en lo más
alto, una figura de apariencia humana.”
Dice: “el ruido de muchas aguas”, es el ruido de la vida, del agua viva, de la
generación de millones y millones de personas, de almas, de seres que viven
porque Dios es dios de vivos no de muertos (Mt 22,32).
“Vi luego como el fulgor del electro, algo como un fuego que formaba una
envoltura, todo alrededor, desde lo que parecía ser sus caderas para arriba; y
desde lo que parecía ser sus caderas para abajo, vi algo como fuego que producía
un resplandor en torno, con el aspecto del arco iris que aparece en las nubes
los días de lluvia: tal era el aspecto de este resplandor, todo en torno. Era
algo como la forma de la gloria de Yahveh. A su vista caí rostro en tierra y oí
una voz que hablaba.”
Y aquí vemos la señal del arco iris que ya había sido señal de Dios con Noé, y
todo el fulgor y los rayos que habían visto los hebreos cuando Dios estaba en la
montaña donde se encontraba con Moisés.
El profeta Ezequiel ve en visión lo que se puede llamar el carro trascendental
de Dios. La plataforma sobre la que se asienta el Verbo, y debajo los vivientes
y sus ruedas de dinamismo.