Descarga el libro EL OBSERVADOR de Alberto Canen
Descarga el libro UN ÚNICO DIOS de Alberto Canen
Los seres vivientes del Apocalipsis y los evangelios
Los seres vivientes y los evangelios
Los evangelistas, los hagiógrafos, los escritores sagrados, han escrito los
evangelios bajo la iluminación de Dios. Dios respeta la individualidad de la
persona que escribe, por lo que el estilo general de la persona pasa al texto,
pero sin que ello interfiera con la transmisión del mensaje que Dios inspira al
hagiógrafo. De la misma manera ha ocurrido con todos los textos de la Biblia,
tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo. Por ello, y teniendo esto siempre
en mente, es que no debemos caer en errores del tipo de pensamiento de que se
crea que Ezequiel escribió copiando a los paganos, o que Juan copió a Ezequiel,
sino que el escritor, el autor máximo siempre es el mismo –Dios-, y por lo tanto
si Dios le dio al pueblo hebreo una imagen de una idea, esa idea va a volver a
surgir en otro momento y de la misma forma. Porque la idea viene de Dios y es
Dios quién nos la muestra, entonces la imagen general va a primar por sobre la
comprensión individual de la persona que recibe la inspiración y de allí es que
puedan surgir diferencias entre los vivientes de Ezequiel y de Juan.
En el caso de los evangelios vuelve a ser Dios el que le inspira a cada
evangelista la historia, -más allá del recuerdo de hechos que han visto ellos
mismos o surjan de la investigación o de declaraciones de terceros-. Ese punto
de vista, esa mirada desde una personalidad, aspecto, o rol, es inspirada por
Dios para que prestemos atención a esos roles del Verbo que aún mostrados como
características, personas, o vivientes diferentes siguen siendo el Verbo, quién
en su encarnación terrenal recibe el nombre de Jesús.
Esto mismo es en otro nivel la misma Trinidad, ya que Dios mismo se muestra de
tres maneras, formas, personas, Padre, Verbo y Espíritu Santo, tres que son uno.
En las revelaciones de Jesucristo de Juan vemos que Jesús aparece como “el ángel
del Señor”, y a la vez como cuatro vivientes, todos ellos siguen siendo Jesús,
pero mostrados en roles distintos. El ángel del Señor es el enviado, recordemos
que ángel es enviado de Dios. Luego los cuatro vivientes los que vuelven a ser
Jesús, y al final el cordero degollado, el cual es el único digno de abrir los
sellos, descubrir lo oculto, lo que no se entiende, lo que no sabemos y que
gracias al rol de Cordero de Dios podemos comprender.
En la visión de Ezequiel vemos que los cuatro vivientes son la base sobre la que
se asienta la cúpula sobre la cual está el trono de “una figura de apariencia
humana”. Lo cual nos indica que Jesús, el Verbo en su tarea trascendental se
apoya en los roles, su tarea está basada, soportada, por los roles que están
representados por los vivientes. Por otra parte vemos estás rueda que se mueven
junto a los vivientes y que nos muestra el dinamismo de Dios, dinamismo,
movimiento de la tarea y que además se mueve en el tiempo sólo hacia adelante (Ez
1,12). La dinámica no vuelve atrás, lo que se ha hecho mal ha de modificarse
hacia adelante, convirtiéndose, perdonando, pidiendo perdón, reparando, uniendo.
Como dijo Pilato cuando los judíos le pidieron que modificara el cartel en la
cruz él dijo “lo escrito escrito está” (Juan 19,22) y lo mismo ocurre con los
“vivientes”, ellos tampoco vuelven atrás (Ez 1,9).
Trataremos de analizar los evangelios a partir de la mirada de los roles de la
divinidad representada en el tetramorfo, en función de comprender las diferentes
formas de tratar temas similares por los distintos evangelistas cada uno
remarcando de manera sutil su rol.