• Un único Dios ISBN 9789873324383, y El observador ISBN 9789873324376
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La biblia y el pueblo elegido

El evangelio de MARCOS y el ser viviente del Leon


El evangelio de MARCOS y el ser viviente del León

(Basado en el trabajo de Robert McFarlaine, El Evangelio de Marcos y el judaísmo)

La historia de Jesús escrita por Marcos –el León de la tribu de Judá-, ha presentado a los judíos de una manera más suave que en Mateo y en Juan, evangelios en los que existen pasajes notorios con un enfoque que podríamos llamar más duro hacia los “judíos”. Esto puede ocurrir justamente porque la mirada de Marcos es la de presentar la faceta del Verbo de pertenecer al pueblo hebreo, al pueblo elegido y por lo tanto –en un punto-, valorar esa pertenencia.
En el evangelio de Mateo, por otro lado se presentan ciertas expresiones en la narrativa del proceso a Jesús, que subrayan la culpabilidad judía. La más importante de esas expresiones es el grito de la multitud: "Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos" (Mt 27, 25). Esto aparece en yuxtaposición con el sueño de la mujer de Pilato (Mt 27, 19), cuya función es eliminar la culpa de la autoridades romanas y dejar claro que son los judíos quiénes cumplen la tarea de matar al cordero de Dios (compárese con Mc 15, 1-20). En Mc 15 vemos que el cartel en la cruz dice “El rey de los judíos”. Desde la perspectiva de Marcos Jesús es el rey de los judíos aunque ellos mismos intenten negarlo. El Verbo al cumplir el rol de ser el Mesías, el ungido, el salvador, es fundamental que sea parte del pueblo hebreo, del pueblo elegido, descendiente de David y por lo tanto un judío, un descendiente de Adán.
Otra característica notable de Mateo es la última bienaventuranza (Mt 5, 11-12): hay una diferencia crítica entre este fragmento y su paralelo en Lucas 6, 23. En Mateo dice "pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros", mientras que en Lucas dice: "pues de esa manera trataban sus padres a los profetas". En estos dos ejemplos, el proceso a Jesús y la última bienaventuranza, podemos discernir una tendencia polémica en Mateo, que está ausente en Marcos. En un punto esta “ausencia” podría ser una forma de proteger en cierta medida la imagen judía. En Marcos no se menciona la persecución a los profetas.
Del mismo modo, Juan usa un tono marcadamente hostil en su característica expresión "los judíos". Encontramos ejemplos de estas expresiones en Jn 5, 16.18; 6, 52; 7, 13; 8, 44 (véase v.31).48.58-59; 10, 31; 11, 8; 18, 36. Este último versículo también muestra la culpabilidad por la muerte de Jesús sobre "los judíos". Una vez más, esta clase de expresión está ausente en Marcos.
Recordemos que el pueblo hebreo fue creado por Dios para preparar el camino para la llegada del Mesías, hacer comprender a la humanidad de quién es el culpable de la tribulación humana, -información adquirida en el Edén-, y ser modelos para las otras naciones. En este proceso el pueblo hebreo es el sacerdote encargado de realizar el sacrificio del cordero que quita el pecado del mundo, por lo que es correcto, y estuvo bien, que los judíos mataran al Mesías y que pidieran la sangre del sacrificio sobre ellos y sus hijos. Una sangre que los hace responsables y que por otro lado libera de esa tremenda culpa al pueblo gentil, a aquel pueblo, las naciones no judías, no hebreas.
Lucas-Hechos –el Buey, el animal al sacrificio-, no es tan marcadamente negativo en su descripción del judaísmo como Mateo y Juan, sino que nos muestra mayor tolerancia cómo Marcos -al tratar las relaciones judeo-cristianas-, por su acento en temas tales como compartir la mesa (especialmente Hch 10, 11), las acciones del carácter central de Hechos, y Pablo y la relación con sus epístolas, especialmente Gálatas y Romanos. De particular interés en Hechos es el discurso de Pedro (Hch 2, 14-41) y el discurso final de Pablo (Hch 28, 25-28). Este último discurso concluye con palabras más duras, pero esto tiene que ver con que Dios intenta movilizar a los hebreos para lograr su conversión y su toma de conciencia: "Sabed, pues, que esta salvación de Dios ha sido enviada a los gentiles; ellos sí que la oirán".
Lucas, -siendo la perspectiva del animal al sacrificio-, desborda misericordia y amor, por ello vemos que Dios, el Verbo, a través del hagiógrafo, más que condenar al pueblo elegido los llama a la reflexión.
Lucas, es la perspectiva del Buey al sacrificio, y por ello el cordero de Dios, mira desde la misericordia de Dios que da su vida por la humanidad, y que en su último instante dice “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. El animal sacrificado que muere y devuelve su espíritu de vida al creador.
Con respecto a Marcos hemos de reparar que en este texto se muestra una mayor interacción entre Jesús y los gentiles que ningún otro evangelio, incluyendo a Lucas, debido a que justamente el pueblo hebreo debía ser modelo para las naciones y que el motivo de ser del pueblo hebreo era llevar finalmente la salvación a todos.
Al continuar analizando a Marcos y el judaísmo podemos ver como describe el texto a Jesús en la narrativa, en su relación con el judaísmo. La narrativa de Marcos muestra a Jesús interactuando con diferentes grupos del judaísmo de la época. La manera en que describe a estos grupos hace difícil la división en categorías. Algunas descripciones, como las de los fariseos y los saduceos, representan diferentes halakhot, prescripciones religiosas, mientras que otras descripciones representan funciones y posiciones, como los ancianos, los escribas y los sacerdotes. Así, Marcos habla de escribas que eran fariseos (por ejemplo, en 2, 16). Sin embargo, otras denominaciones son en general más "políticas", como la de herodianos. Por otra parte, el uso de la sinagoga y el templo como escenarios dramáticos, indican una relación estructural con el judaísmo.
Hay una gran cantidad de detalles concernientes a las interacciones que acabamos de mencionar, tanto entre Jesús y otros grupos, como de esos grupos entre sí (por ejemplo, fariseos con saduceos en 12, 18-27, y fariseos con herodianos en 12, 13-17). Aunque aparecen en diversos lugares, estas interacciones se concentran en la narrativa en 2, 1 a 3, 6, y en los capítulos 11 y 12. La observación más significativa que se puede hacer sobre estos pasajes es que Marcos presenta a Jesús como un rabí entre rabíes; las interacciones entre Jesús y los demás se refieren a su manera particular de establecer la lectura legítima de la Torah. En este sentido, hay que decir que Marcos nos muestra la forma correcta en que debería ser el judaísmo bajo las enseñanzas de Jesús y a partir de ellas ver una reinterpretación de la Torah, y es allí que esas interacciones son bastante acaloradas, y que la descripción de los oponentes de Jesús se presenta de manera bastante negativa (véase una excepción en 12, 28-34) donde vemos a Jesús diciéndoles a uno de los escribas que estaba en lo correcto y que estaba cerca del Reino de Dios.
Podemos enumerar algunos ejemplos de esos incidentes negativos:
Herodianos: 3, 6; 8, 15; 12, 13 ss. (también por inferencia 6, 14-29)
Fariseos: 2, 16; 2, 24; 3, 6; 7, 1; 8, 15
Saduceos: 12, 18-27
Escribas: 1, 22; 2, 6; 2, 16; 3, 22; 9, 14; 12, 28-34; 12, 38-40
Ancianos: 8, 31
Sumos sacerdotes: 10, 33; 11, 18; 11, 27; 14, 1. 53-65; 15, 31, 32 a
A diferencia de la expresión "los judíos" –término casi despectivo- de Juan, Marcos describe a "la multitud" (quizá refiriéndose a am haaretz, gente de la tierra, la multitud, judíos sin educación y negligentes en la observancia de los mandamientos, debido a su ignorancia) en términos positivos (por ejemplo, 1, 32-34; 3, 7-11; 12, 37). La única excepción importante se encuentra en el reclamo por la libertad de Barrabás en 15, 11-15. Pero incluso aquí debemos notar que las acciones de la multitud son atribuidas a la agitación provocada por los "sumos sacerdotes". De este modo, Marcos se muestra favorable al pueblo a expensas de los dirigentes.
Otro indicio de la mirada de Marcos desde la perspectiva del león es ver a Juan el bautista como representación de un camino halákhico, de cumplimientos de la Ley, de los mandamientos. Tanto en 1, 1-13 como en 6, 14-29, los movimientos renovadores de Jesús y del Bautista están estrechamente vinculados. Más significativo aún puede ser 2, 18 que presenta más afinidad del movimiento del Bautista con la práctica farisea que el movimiento de Jesús. En esto vemos otra vez que no había una división fuerte y tajante entre el cristianismo y el judaísmo, sino un debate diversificado referente a los modos de interpretación.
El segundo grupo que atrae nuestra atención es el que se describe en el enigmático pasaje 9, 38-41 de alguien que siguiendo las enseñanzas de Jesús expulsaba demonios pero que no formaba parte del grupo cercano mostrando una mayor tolerancia a otras maneras de seguir a Jesús, que difiere de Mateo y Juan, donde está ausente (se narra en forma abreviada en Lucas 9, 49-50). Las tradicionales expresiones del Cercano Oriente "hablar mal" y "vaso de agua", omitidas en Lucas, parecen demostrar que el escenario es Israel. Así, Marcos demostraría que conoce al menos un grupo diferente dentro del judaísmo que sigue a Jesús.
Una vez reconocida la diversidad de los grupos representados en la descripción del judaísmo que hace Marcos, estamos en condiciones de echar una breve mirada sobre los temas que se debaten entre la forma halákhica de Jesús y la de los demás. Estas incluyen el ayuno (2, 18), ejemplos de observancia del Sabbath (2, 23-27; 3, 1-5), un pasaje complejo referido al lavado y las ofrendas rituales (7, 1-23), causas de divorcio (10, 1-12), tributos a Roma (12, 13-17), resurrección (12, 18-27), "el primero de todos los mandamientos" (12, 28-31), el Mesías (12, 37), el largo del ropaje y los asientos en las sinagogas (12, 38-40), el valor relativo de las ofrendas del rico y del pobre (12, 41-44) y el Templo (11, 15-18; 13, 2). Lo que hay que señalar es que, mientras que la manera de enseñar de Jesús puede haber sido distinta, no hay una sola enseñanza o práctica que no se encuentre en alguna otra forma del judaísmo de la época sólo que llevadas un paso más allá perfeccionando lo que ellos ya tenían en la Ley.
También podemos discernir en Marcos dos elementos característicos que expresan la manera en que el autor entiende el papel de Jesús:
El primero es la percepción narrativa del carácter de Jesús. Lo presenta en forma bastante tradicional como profeta, transmitiendo sabiduría y ejerciendo un ministerio sanador (6, 1-5; cf. 14, 65 y 15, 31). Del mismo modo, el carácter de Jesús es presentado como el de un maestro (Cap. 4; cf. también 14, 49). Así, se ve a Jesús actuando en cierta forma convencional dentro del judaísmo.
El segundo elemento característico que muestra la percepción de Marcos sobre el papel de Jesús es la serie de títulos usados por y para Jesús. Estos títulos son de naturaleza judía, especialmente Cristo o Mesías (8, 29; 13, 22; 14, 61 ss.) e Hijo de David (10, 47-48) y la expresión común que usa Jesús en la narrativa para autodescribirse como "Hijo del Hombre", Hijo de Adán, lo que nos remite a ser un descendiente directo de Adán y Eva y por lo tanto un judío, lo que también nos recuerda el judaísmo bíblico (8, 31; 9, 31; 10, 33; véase Daniel 10, 16).
Hay aquí un marcado contraste con los títulos que usa Juan: por ejemplo, verdadera vid, puerta, luz, etc, debido a que Juan lleva la descripción a un nivel teológico mucho más elevado.
Marcos muestra más interacción entre Jesús y los gentiles que ningún otro evangelio. Los episodios son: la curación del endemoniado de la Decápolis (actual Jordania) en 5, 1- 20, la curación de la hija de la sirofenicia cerca de Tiro (actual Líbano) en 7, 24-30, y la curación del tartamudo sordo en 7, 31-37. Es de destacar que este último relato no tiene paralelo en ningún otro evangelio. Marcos presenta otra interacción positiva entre Jesús y un gentil en la muerte de Jesús (15, 39), cuando el centurión dice: "Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios". Marcos comprende el rol del pueblo hebreo siendo medio de llevar la luz a las naciones.
Otro rasgo distintivo de la narrativa de Marcos es la polaridad Jerusalén-Galilea. No es exagerado decir que todas las referencias del evangelio de Marcos a Jerusalén son negativas, mientras que las referencias a Galilea son positivas. El ejemplo más significativo de esto es que según Marcos, Jesús ni siquiera tiene la intención de dormir en la ciudad (11, 11), y en cambio, Galilea es presentada como una tierra prometida, donde se reconstituirá la comunidad tras la resurrección de Jesús (14, 28; 16, 6-7). En general, Marcos describe a Jerusalén como el lugar de la muerte y a Galilea como el lugar de la nueva vida. Como hemos dicho antes Marcos nos muestra el interés de Dios de hacer reflexionar al pueblo hebreo, al pueblo judío.
 

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