Descarga el libro EL OBSERVADOR de Alberto Canen
Descarga el libro UN ÚNICO DIOS de Alberto Canen
El evangelio de LUCAS y el ser viviente con el rostro de buey
El evangelio de LUCAS y el ser viviente con el rostro de buey
El animal al sacrificio y la misericordia de Dios
El bóvido, el buey, simboliza el sacrificio de Cristo en la Pasión, y por ende
el sacerdotal, pues es el animal por excelencia para el sacrificio, tal y como
señala san Ireneo[17].
La imagen del animal al sacrificio tiene dos lados, como una moneda. Por un lado
tenemos el rol de Dios, del Verbo, de representar ese animal que va al
sacrificio por los pecados de la humanidad. Por otro -si miramos desde el lado
de Dios-, vemos su misericordia infinita al tolerar este hacer de la humanidad
de matar animales y humanos para ofrecerlos a los dioses. Tanto en la humanidad
ancestral como ya en el pueblo hebreo y los sacrificios realizados por estos.
Claramente Dios nunca quiso sacrificios y se lo expresó a los hebreos a través
de los profetas. Decía: “Misericordia quiero, no sacrificios”[18]. En Lucas
tenemos estas dos facetas representadas, y por ello es el evangelio que más
desarrolla la misericordia de Dios.
17 - A finales del siglo II, fue Ireneo de Lyon el primero que relacionó el
tetramorfo con los Evangelios y señaló que el león expresaba el concepto de
realeza, el buey de sacrificio, el hombre de la Encarnación y el águila del
Espíritu que sostiene la Iglesia.
18 - Oseas 6,6-7: Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de
Dios más que holocaustos.
Lucas es el evangelio más sentimental y narra las parábolas y los sentimientos
más nobles y humanos de Cristo: la compasión y la justicia. En su Evangelio,
Lucas nos ayuda a saber qué tan preocupado estaba Jesús por los enfermos, los
pobres, y cualquier persona en necesidad de ayuda, misericordia y perdón. Lucas
nos dice que Jesús vino a salvar a todas las personas.
A través de este Evangelio aprendemos cuán compasivo y solidario fue Jesús.
Algunas de las historias más famosas que Jesús contó se encuentran en el
Evangelio de Lucas: El buen samaritano (Lucas 10: 29-37) y el hijo perdido
(Lucas 15: 11-42).
En sus escritos se nos recuerda el gran sacrificio que Jesús hizo para salvar a
todas las personas por medio de su muerte en la cruz y su resurrección.
Lucas es también el autor de los Hechos de los Apóstoles. En Hechos, aprendemos
acerca de la venida del Espíritu Santo, la obra de los Apóstoles, especialmente
san Pablo, y como la Iglesia creció en el mundo. Él era la única persona que se
dice que permaneció con san Pablo durante su encarcelamiento y hasta su muerte.
De los veinte milagros que registra, seis no se encuentran en los demás
Evangelios: la pesca milagrosa, el hijo de la viuda de Naim, el hombre
hidrópico, los diez leprosos, la oreja de Malco, el espíritu de enfermedad. Sólo
él recoge las siguientes dieciocho parábolas: el buen samaritano, el amigo a
medianoche, el rico necio, los siervos que velan, los dos deudores, la higuera
estéril, los asientos principales, el gran banquete, el constructor imprudente,
el rey imprudente, la dracma perdida, el hijo pródigo, el mayordomo injusto, el
rico y Lázaro, los siervos inútiles, el juez injusto, el fariseo y el publicano,
los talentos.
El relato de los viajes a Jerusalén (9,51 - 19,27) se encuentra sólo en San
Lucas; y destaca especialmente el deber de la oración.
Lucas cambia la frase "sed perfectos…" (de Mt 5,48) por "sed misericordiosos…"
(en 6,36). Asimismo Lc agrega la expresión "a la conversión" (5,32) dentro de la
frase de Mc "no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores" (2,17).
Lucas (en 3,6) alarga la cita de Isaías 40,3-5 (si la comparamos con Mc 1,3 o Mt
3,3), justamente para incluir la frase "y todos verán la salvación de Dios".
Evangelio "de los pobres"
La misericordia de Dios alcanza sobre todo a los pobres y humildes. La simpatía
de este evangelio por ellos es notable. La detectamos en la "infancia de Jesús",
donde los pobres y la gente insignificante (a los ojos humanos) son los
privilegiados: una pareja sin hijos (Zacarías e Isabel); María y José mismos,
procedentes de una aldea desconocida de Galilea; los pastores de la campiña de
Belén; un anciano y una viuda en el templo (Simeón y Ana). En las
bienaventuranzas Lc simplemente dice: "bienaventurados los pobres", sin el matiz
de Mateo: "de espíritu". Y la parábola del pobre Lázaro y el rico es exclusiva
de Lc (16,19-31).
Evangelio de la alegría mesiánica
El Espíritu de Jesús difunde alegría y paz entre los que lo escuchan; de modo
que podemos decir que Lc escribió el evangelio de la "alegría mesiánica". En Lc
aparecen varias expresiones griegas que significan alegría: 12 veces chairo (me
alegro), 8 veces chará (alegría), 2 veces agalliao (exulto, gozo), 2 veces
agallísais (exultación, gozo), 3 veces skirtao (exultar) (contra las 8 veces que
aparecen en conjunto en Mt y Mc). Se destaca particularmente el deseo de alegría
en el saludo del Ángel a María (1,28).
La lectura de Mateo nos da la impresión de un evangelio serio, casi majestuoso;
el de Marcos nos deja la impresión de un diario; Lucas en cambio reboza de
alegría. Más que otros evangelios, Lc habla de la "admiración de las multitudes"
que seguían a Jesús (5, 26; 10,17; 13,17; 18,43). Este espíritu de alegría es el
efecto del cumplimiento de la promesa de Jesús a sus seguidores: que serán
felices y colmados (2,45; 6,20-22; 7,23; 10,23; 11,27ss; 12,37s; 14,14s; 23,29).