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CORDERO DE DIOS (libro)
CORDERO DE DIOS
La sustitución como mecanismo de Dios para ayudar a la humanidad
a crecer espiritualmente.
De Abel a Jesús.
INTRODUCCIÓN
En este breve trabajo he intentado realizar un análisis de la sustitución como mecanismo que ha realizado Dios, a través de la historia casi reciente de la humanidad, para lograr reencauzarla llevándola al camino del amor al prójimo, alejándola de falsas espiritualidades y errores en las concepciones de la divinidad. Reemplazos necesarios para sustituir lo errado, lo malo, lo peligroso -de supuestas espiritualidades-, por lo bueno, lo sano, lo edificante, lo amoroso. Sustituyendo, reemplazando, el odio por el amor, y la muerte por la vida.
EL MOTIVO - Cordero de Dios, el fin de los sacrificios
La humanidad desde tiempos ancestrales, desde la más lejana antigüedad ha
sentido la necesidad de trascendencia. Un extrañar del alma, una necesidad de
reconectarse con lo espiritual. Ese mirar hacia el cielo nocturno, alrededor de
una fogata y preguntarse ¿de dónde vengo?, ¿a donde voy?, ¿qué hay después de la
muerte?, ¿quién creó lo que existe? y muchas otras preguntas. Preguntas que
están en el corazón humano y que no son ni más ni menos que la necesidad del
alma que sabe, que conoce, que extraña aquella imagen y semejanza que Dios nos
dio en algún momento cuando los primeros hombres empezaron a caminar la tierra.
Recordemos el texto del Génesis, de la Biblia, el de los siete días:
"Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó." Génesis, 1
Cómo vemos en el texto, Dios creó "al" hombre a su imagen y semejanza, dice, creó al hombre, no dice creó hombres, por lo que es claro que el hombre era uno más de aquellos animales que él había creado un poco antes, junto con muchas otras especies. Veamos que decía la narración anterior:...
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FALSAS ESPIRITUALIDADES
En ese contexto la humanidad desarrolló en la antigüedad una forma, o formas
de conectar, o de intentar conectar con Dios, una religión, -religión en el
sentido de buscar una comunión con Dios-, o religiones, formas de canalizar su
espiritualidad con base en que los dioses, -no uno sino una legión de ellos-,
eran caprichosos, déspotas, violentos, y a que la relación del hombre con la
divinidad era transaccional. Todo tenía un costo y nada era gratuito.
Esta concepción de lo divino fue claramente inducida, alentada por el engañador,
el Satán y sus legiones. Esta concepción de la divinidad y los métodos y medios
para llevarla a la práctica son aquello que debió ser modificado, cambiado,
sustituido, reemplazado. Cada parte de esas espiritualidades se debió cambiar,
cada mecanismo, cada idea equivocada. Desde la multiplicidad de dioses, hasta lo
transaccional, los pagos, los sacrificios, las muertes. Cambiando todo aquello
por lo que verdaderamente es de Dios, el amor, la razón, la justicia y la
gratuidad, la gracia.
DIOSES
Uno de los caminos que utilizó el enemigo para engañar a la humanidad fue el de hacer creer que cada fuerza de la naturaleza era un dios distinto. Entonces esa humanidad joven, muy joven espiritualmente, creía que existía toda una legión de dioses. Dioses muy humanos, con falencias humanas, llenos de todo aquello terrenal, pasiones y deseos, intrigas y venganzas. La humanidad volcó en los dioses sus pasiones, deseos, angustias, debilidades. Los dioses eran un reflejo de la humanidad en vez de ser la humanidad un reflejo de Dios. Por supuesto que todas estas ideas habían sido introducidas por el engañador con el ánimo de que entre tantas opciones no se pudiera ver o encontrar al verdadero Dios, que entre tantas voces falsas no se pudiese identificar la verdadera voz de Dios en el corazón...
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La Biblia - Libro Cordero de Dios, el fin de los sacrificios
Pero Dios quiere que comprendamos su trabajo y nuestra situación, para que aprendamos de nuestros errores y conozcamos los motivos. Él no quiere que su trabajo pase inadvertido, por lo que nos da la historia de esa reparación de la senda. Esa historia, esa narración es la Palabra, el Libro, Las Escrituras.
En él, Dios nos ofrece las pistas para que armemos el rompecabeza y comprendamos y crezcamos espiritualmente, ya la vez que podamos defendernos del engañador.
Ese libro o compendio de libros reúne las historias del pueblo elegido realizando la tarea.
En esa compilación de historias que es la Biblia Dios nos narra su trabajo, su esfuerzo de enseñarnos, de mostrarnos, como Él ha tratado de llevarnos de la mano a una nueva situación...
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El Decalogo - Libro Cordero de Dios, el fin de los sacrificios
Al analizar las leyes y mandatos que Dios le dio al pueblo hebreo, es claro que él apunta a concientizar a la humanidad. El concientizar al humano es fundamental en función de que comprendamos que estamos escuchando a quien quiere que vayamos en otra dirección, una dirección que no es la que verdaderamente es agradable a Dios. Veamos los diez mandamientos, el decálogo dado a Moisés a la salida de Egipto, un rápido compendio de normas y reglas básicas muy necesarias para acompañar el cambio:
""Yo soy Yahveh tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de
servidumbre.
"No habrá para ti otros dioses delante de mí.
(Vemos aquí un inicio de monoteísmo en un contexto aún politeísta. Moisés aún no
logra comprender que Dios es uno sólo, aunque Él ya se lo había dicho cuando se
manifestó en la zarza ardiente. Recordemos aquella historia.
Estando Moisés apacentando las ovejas de su suegro, Dios se manifiesta en una
zarza ardiente que no se apaga, donde le habla, y le dice:
"(…) yo te envío a Faraón, para que saques a mi pueblo, los israelitas, de
Egipto." Dijo Moisés a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón y sacar de Egipto a
los israelitas?" Respondió: "Yo estaré contigo y ésta será para ti la señal de
que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de Egipto daréis culto a Dios en
este monte." Contestó Moisés a Dios: "Si voy a los israelitas y les digo: "El
Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros"; cuando me pregunten: "¿Cuál
es su nombre?", ¿qué les responderé?" Dijo Dios a Moisés: "Yo soy el que soy." Y
añadió: "Así dirás a los israelitas: "Yo soy" me ha enviado a vosotros."" Éxodo,
3...
El Camino - Libro Cordero de Dios, el fin de los sacrificios
Entonces, volvamos atrás y partamos del Edén dónde Dios hizo una rápida prueba de laboratorio en la que reprodujo -de manera sencilla- lo que ya estaba ocurriendo afuera, afuera del Edén. Ese Edén que Dios utiliza con mucha posterioridad a la creación inicial.
La humanidad había recibido la imagen y semejanza y -a partir de allí- había desarrollado culturas, y civilizaciones. Culturas y civilizaciones donde expresaba esa espiritualidad errónea. Y es justamente esta situación de la humanidad fuera del Edén lo que motiva a Dios a realizar esta prueba de laboratorio frente a los ángeles para que todos sepan, miren, observen, y tomen nota del verdadero motivo de la desviación, del error humano, y quién era -en definitiva- el verdadero culpable.
La humanidad se encontraba envuelta en un sinnúmero de errores espirituales que la alejaban de Dios, y Dios decide analizar y mostrar metódicamente que es lo que realmente ocurre y quien es el responsable.
En él, en el Edén, nos muestra que el hombre solo no hace nada malo, que los animales tampoco son motivo de desvío, tampoco el tener una compañera, es más es algo necesario para su vida y que además están hechos de lo mismo y son básicamente iguales, sangre de la misma sangre, huesos de los mismos huesos. Dios nos muestra que hombre, mujer, y naturaleza conviven en armonía si no fuera por el enemigo, ese que asesora mal a la humanidad y hace que cometamos los errores. En el Edén queda claro que sin ese ser todo funcionaba, y hubiese funcionado sin contratiempos...
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